Hace 30 años, el meteorólogo canadiense
Robert Schemenauer se paró a pensar en cómo era posible que sobreviviera la vegetación selvática de algunas zonas del mundo donde apenas llovía. Y se dio cuenta de que lo hacía gracias a los bancos de niebla. A imagen y semejanza de la naturaleza, diseñó unas mallas de hilo capaces de recoger el agua de la niebla y abastecer a poblaciones enteras. En la actualidad, hay pueblos en el altiplano suramericano cuyo único aporte de agua procede de la recogida de la niebla gracias a estas mallas hechas con hilos de polipropileno que se colocan entre sí a una distancia de entre 35 y 45 milímetros, la óptima para que la nube deje agua al impactar contra la malla. Las redes están sujetas a un marco metálico hueco por el que se desplaza el agua.
El Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM), ubicado en Valencia, está llevando a cabo dos proyectos que se centran en conseguir agua de niebla para llenar las cubas de las que se nutren los helicópteros antiincendios.
Canarias es el lugar pionero en España en la utilización de esta técnica. Comenzó a utilizarse en el Parque Rural de Teno (Tenerife), donde el agua ha servido, entre otros usos, para la reforestación de los bosques de laurisilva y monteverde endémicas de las islas. En este sentido, la catedrática de Geografía Física de la Universidad de La Laguna, María Victoria Marzol, recibió en 2004 el premio Agustín de Bethencourt por instalar un sistema artificial pionero en la captación de agua del mar de nubes de Canarias. La experta afirma que, con este procedimiento, se ha conseguido obtener hasta siete litros de agua al día, sobre todo en verano: "En el archipiélago se obtiene tres veces más agua de la niebla que de la lluvia. De hecho, a lo largo del año caen menos de 500 litros por metro cuadrado, mientras que con la niebla se logran 2.600 litros". En Canarias también existen proyectos de investigación como el de Anaga, donde se han instalado dos pantallas de 12 metros cuadrados que captan 7,5 litros por metros cuadrado al día, es decir, unos 90 litros de agua al día.
Aunque, evidentemente, este sistema no supone la estrategia única para solucionar los problemas de abastecimiento de una sociedad que consume en torno a 200 o 250 litros de agua al día, la técnica atrapanieblas -según los expertos- es “un recurso potencialmente interesante y se podría evaluar en algunos lugares”, porque los resultados son excelentes y la instalación no es cara.
Vía Público
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