De mudanza

Quizás a los fieles seguidores les pueda parecer sorprendente que Resseny, un blog con publicaciones cada 3 días de media, lleve casi medio mes sin actualizarse. Todo tiene una explicación, y es que si a las vacaciones le añadimos una mudanza con obra por en medio y todo lo que ello implica (papeleos, no internet, cajas para arriba y para abajo), es normal que haya dejado temporalmente de picar letra por el picado de pavimento. El cambio de piso será para bien. He ganado 50 metros de jardín que antes ni podía pensar encontrar en Barcelona. Aunque, como se aprecia en la imagen, de momento es un trozo de parcela sin edificar y un proyecto personal recién empezado. Disculpad las molestias si no me encontrais con la frecuencia acostumbrada por aquí. Estaré levantando piedras.

De la tierra a la mesa

El Dott 07 (Designs of the time 2007) fue una iniciativa formada por una serie de proyectos locales comunitarios, eventos y exposiciones con sede en el noreste de Inglaterra, que exploró la manera de vivir de un modo más sostenible, y cómo el diseño nos puede ayudar a conseguirlo. El programa, dirigido por John Thackara, tenía que ser el inicio de una década de eventos bienales relacionados con la sostenibilidad y el diseño, aunque parece que la cosa se ha frenado un poco.

El objetivo de la iniciativa era conseguir que a través del diseño, se configuraran una serie de proyectos locales que mejoraran el bienestar de la comunidad y que aceleraran la transición de las pequeñas regiones hacia la sostenibilidad. Estos proyectos giraban en torno a la salud, la movilidad, la escuela, la energía y la alimentación.

Uno de los casos paradigmáticos fue el de la agricultura urbana en Middlesbrough, donde se consiguió que escuelas, organizaciones de consumidores, asociaciones de distribución, la unidad de salud mental del hospital, grupos de vecinos, etc. se involucraran en el proyecto ‘de la tierra a la mesa’ para aumentar la producción local de alimentos y reducir el kilometraje de estos productos.

En un primer momento, los grupos identificaron lugares en los que poder cultivar alimentos. En primavera, más de mil personas comenzaron a cultivar frutas y hortalizas en contenedores por todo el pueblo. Entre mayo y septiembre, los nuevos agricultores urbanos iban recogiendo sus ingredientes  y los compartían en unos eventos comunitarios donde se preparaban, cocinaban y comían los platos a base de la comida que ellos mismos habían cultivado.

El colofón final del proyecto tuvo lugar a finales de septiembre, cuando se preparó un banquete para 1.500 personas en la plaza del pueblo, basando el menú en los alimentos cosechados.
La iniciativa se complementó con un mapa realizado por los diseñadores André Viljoen y Bohn Katrina. En él se detallan las asignaciones existentes en la ciudad, los ‘paisajes comestibles’, las tierras sobrantes y pone de relieve las conexiones entre la ciudad y los productores locales de alimentos. Para la autoridad local, este proyecto se convirtió  en un plan a considerar como un nuevo contexto para las estrategias hacia una economía de la alimentación más local y sostenible.

o: Naranjas amargas o Hacer crecer lo verde o Naturaleza en espacios abandonados

Sin trampa ni cartón

A veces, un simple cartón viejo sirve como lienzo para ilustrar lo denunciable. Esto es lo que hace el artista francés Dran con sus dibujos y el reciclaje de las palabras ya escritas en el embalaje.

o: Miss Julia o Francisco Cantú o Smelly itchy plant

Oda a mis bambas

En en el año 2004 me compré unas zapatillas deportivas verdes y amarillas. No buscaba esos colores en especial porque fuera fan de la canarinha, ni mucho menos. Tampoco quería ese modelo específico de bambas. De hecho, me costaron 20 euros en un megastore del calzado. Simplemente, necesitaba unas bambas, un objeto al que darle uso y, entre todos los modelos que vi en la tienda, éstas fueron las elegidas. Y nada más.

Pero poco a poco me fui dando cuenta de que no eran unas bambas y nada más. Por su estética, o por su comodidad, o porque eran diferentes al resto -aún no lo sé, aunque puedo llegar a intuirlo- les fui cogiendo cariño. Estas bambas estuvieron viviendo conmigo un año en Dinamarca, pasaron frío en Polonia, se mojaron en Oslo y casi se derriten durante el cálido agosto italiano. Pasaron buenos y malos momentos, como yo. El vínculo que tracé con un simple producto de calzado iba más allá del meramente funcional y se adentraba en lo afectivo. Mis bambas ya no eran 'unas bambas'. Eran 'mis bambas' y las arreglaba cuando se rompían, las limpiaba cuando se ensuciaban y las cuidaba para que me duraran más.

Ahora, en plena mudanza, me he visto forzado a desprenderme de cosas y, por mucho que me duela, tras 6 años de compañía, mis bambas ya no me sirven porque han perdido la mayor parte del valor funcional por el cual las compré; ya no son cómodas, tienen la suela rota y son más marrones que verdes. Y por muy enfermizo que parezca al relatar mi relación con estas bambas, cierta cordura me queda para saber que se trata tan sólo de un objeto y que, como tal, cuando ya no me vale, me debo desprender de él. (Aún así, ¡seis años son muchos años de vida útil!).

Los diseñadores tenemos el poder (y la responsabilidad) de otorgar vida a un objeto. No es fácil provocar que un usuario muestre afecto por un producto cualquiera y son muchos los factores que hay que tener en cuenta, pero es necesario ese vínculo con los objetos para un consumismo responsable. Para comprar menos y de mayor calidad. Para que las cosas duren más, para que -por ejemplo- el calzado no dure sólo una temporada. Para reparar en lugar de reponer. Más allá de las experiencias personales vividas con ese objeto, podemos facilitar esa relación persona-objeto diseñando cosas más duraderas (la obsolescencia está obsoleta), que no pasen de moda, que se puedan customizar o que sea el propio consumidor quien participe de forma activa en el proceso de diseño.


Bambas, ¡descansad en paz!

o:  Danish butter cookies o Lo estético es sostenible o Wabi de Camper

Be Palettø

 Be Palettø es el proyecto efímero de los estudiantes Erasmus de la Escuela de Arquitectura de Aarhus. Se trata de un pabellón construido en el patio central de la escuela con 420 palets. Estos palets están superpuestos y forman una banda que interacciona con su entorno. El árbol, una mesa de picnic, el movimiento de las personas y la luz del día fueron los principales elementos a tener en cuenta en el diseño de esta estructura.

El pabellón estaba destinado a convertirse en un elemento activo en la vida cotidiana de la escuela. Con la adaptación natural al flujo original de personas que cruzan el patio, se invita a la gente a interactuar con la estructura, a sentarse al sol, a cobijarse bajo el árbol o a cruzar el patio por la pasarela.

Los palets los obtuvieron del puerto, cercano a la escuela, y fueron devueltos, de nuevo, una vez concluyó la semana. Se trata de un magnífico ejemplo de construcción temporal a muy bajo coste económico y con un alto nivel de creatividad.
 


o: Puente camuflado en el paisaje o Sillón hecho con palets o Viviendas autoconstruidas con palets

Hacer crecer lo verde

Durante esta primavera hemos podido ver y escuchar una interesante campaña de promoción de las flores, las plantas y la jardinería impulsada por la Confederación de Horticultura Ornamental de Catalunya (CHOC).

La campaña “A Catalunya, fem créixer el verd” (En Catalunya, hagamos crecer el verde), dotada de cuñas en radio y anuncios en prensa, pretende un cambio cultural y de actitud con respecto a la cultura de las plantas en general, basándose en el bienestar de las personas y en la mejora del entorno social que ésta genera.

La intensa sequía de 2008 hizo que se asociara la jardinería y el cuidado de plantas con el despilfarro de agua. A través de los anuncios, el CHOC pretende desmentir esta idea e intenta crear un estado de respeto hacia las plantas, los parques y jardines y lo verde urbano, resaltando sus valores positivos y  mostrando el vínculo que, directa o indirectamente, tenemos con el mundo vegetal que nos rodea. Las plantas son indispensables para nuestro bienestar y, poco a poco, hay que hacer entender que tener plantas en el balcón, cuidar un parque o comprar flores no es un engorro, sino un acto que nos aporta calidad de vida.

o: Joyas vegetales o La ciudad en crisis o Naturaleza en espacios abandonados

Pantalla de garrafas


Paolo Ulian creó en 1996 esta ligera pantalla semitransparente con garrafas de agua cortadas y superpuestas, que se fijan a una lámina de acero a través de la rosca del tapón.


o: Muros cerveceros o Ivana Lencakova o David Grass