Terracycle recoge bolis españoles

Si hace dos años os contábamos la magnífica historia de Terracycle, ahora podemos explicaros su experiencia española. Terracycle es una iniciativa que surge en Estados Unidos en 2001 y que se basa en la recogida y reutilización de envases no reciclables. Estos residuos son recogidos en colegios, universidades y empresas a través de los programas de Brigada  De Terracycle.

Durante la primavera pasada, Terracycle aterriza en España de la mano de BIC,  el fabricante mundial de bolígrafos e inician un programa de recogida de bolis en los lugares donde éstos más se utilizan: colegios, universidades y empresas. Con la vuelta al cole, BIC y TerraCycle invitan a las escuelas a unirse a sus esfuerzos para reciclar más instrumentos de escritura y ayudar a asociaciones como Fundación Exit y Fundación + árboles.

El programa permite que cualquier material de escritura, independientemente de si es de BIC o no, pueda reciclarse en nuevos artículos como estuches, papeleras o regaderas. Por cada instrumento de escritura recolectado se donan 2 puntos TerraCycle (0,02 céntimos de euro) al equipo de recogida. Estos puntos son canjeables por regalos solidarios o donaciones a la asociación u organización benéfica elegida por cada uno de los centros participantes. En el caso de las escuelas, el dinero también se destina a proyectos educativos del propio centro.

Participar es sencillo. Las entidades se registran en la web  y una vez se vayan recolectando los bolígrafos usados, los paquetes se envían a un almacén de TerraCycle, donde los bolígrafos serán procesados y convertidos en nuevos productos. Según Gonzalo Barral, director general de BIC Iberia, “a pesar de que los bolis BIC son conocidos en todo el mundo por emplear una cantidad mínima de materia prima sin sacrificar la más alta calidad y también por ser productos duraderos, además de que trece de sus principales productos cuentan  con la ecoetiqueta oficial francesa, BIC va más allá y ofrece nuevas soluciones innovadoras en términos de separación de residuos y  opciones cuando termina la vida útil de los instrumentos de escritura”.

Las cosas cambian (o deberían)

"You never change things by fighting the existing reality. To change something, build a new model that makes the existing model obsolete." Buckminster Fuller

En 1946, la publicidad aparecida en las revistas americanas era contundente: el uso del DDT era benefactor para toda la humanidad. Así lo avalaban numerosos estudios científicos y las empresas productoras, que aseguraban la bondad de los alimentos tratados, más grandes y con más zumo. En la reciente estrenada película The tree of life, aparece una escena de la época en la que un camión pulveriza con este insecticida -en teoría, inocuo- el enjardinado de las calles. Los niños, ingenuos, corren detrás del camión, celebrando su particular fiesta de la espuma bajo la nube de gas y cloro. Veinticinco años más tarde, la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) prohibirá el uso del DDT por considerarlo cancerígeno potencial para el hombre y un peligro para el medio ambiente.

En los años ’60 empezaron a utilizarse con frecuencia las grasas trans, aceites vegetales hidrogenados, que aún podemos encontrar en margarinas, bollería y en la mayoría de productos procesados. De esta manera, los alimentos se mantienen frescos durante más tiempo y tienen una textura más apetitosa. En 2008, California fue el primer estado de los EUA en prohibirlos, y le han ido siguiendo otros estados, países y empresas, por los riesgos para la salud que estas grasas suponen.

En cualquier caso, no podemos dudar de que los avances técnicos y científicos, en el momento de su aplicación, se desarrollan para el beneficio de la humanidad. Pero el mundo cambia, la ciencia avanza y el conocimiento se amplía. Lo que ayer fue bueno, quizás hoy ya no lo es tanto y eso ha ido pasando con tantos y tantos ejemplos. Como dicen los autores del libro Cradle to Cradle, el hipotético brífing de la Revolución Industrial no fue “el diseño de un sistema de producción que emita billones de toneladas de material tóxico a tierra, mar y aire, que requiera miles de complejas regulaciones legales para que el ser humano y los sistemas naturales no se contaminen con demasiada rapidez, que produzca materiales peligrosos que necesiten vigilancia especial durante las siguientes generaciones y que erosione la diversidad cultural y biológica del planeta”. Aunque no lo pensaran de inicio, aunque no se haya provocado adrede, estos son algunos de los efectos secundarios consecuencia de nuestro modelo vigente de desarrollo económico.

En el siglo pasado funcionaron unas cosas que en éste ya no nos sirven porque ahora debemos tener en cuenta factores que antaño desconocíamos. La humanidad no nació enseñada. Ensayo-error. No pasa nada: si invento el fuego y me quemo, mejoro el sistema para que no me vuelva a pasar. Si lo que hice ya no funciona, diseño algo mejor que lo sustituya. El problema es que no es tan fácil cambiar, progresar. Se crearon muchos intereses detrás del DDT, de las grasas hidrogenadas, del motor de combustión o de la economía basada en el capital. Nadie quiere cambiar las soluciones que idearon para las necesidades de ayer, que no son las mismas que las existen hoy. Nadie quiere perder lo que tiene. Lo que no nos damos cuenta es que si no cambiamos, si no nos adaptamos, si algunos no sueltan prenda, todos lo vamos a perder todo.

3 tostadoras

Atención, pregunta: si tu vieja plancha o el secador ya no funcionan, ¿qué haces con ellos? Lo lógico es olvidarte de intentar reparar esos pequeños electrodomésticos, puesto que te puede costar más de lo que vale uno nuevo. Además, resulta prácticamente imposible separar sus piezas para un correcto reciclaje. Lo cierto es que su medida perfecta es ideal para tirarlos directamente al contenedor genérico, y así es donde acaban la mayoría. Recursos valiosos y finitos destinados a acabar en vertederos.

The Agency of Design, o lo que es lo mismo, Rich Gilbert, Adam Paterson y Matthew Laws, salidos de la Royal College of Art en 2009 y con las ideas claras en cuanto al diseño sostenible (para ellos no es una moda, sino una revolución), se estrenaron con un proyecto ambicioso que pretendía resolver el problema de esos pequeños electrodomésticos: Design Out Waste.

Y no encontraron una solución (nunca hay una única solución), sino tres estrategias tres para aprovechar al máximo los recursos de una única tostadora: la realista, la pragmática y la optimista.

En la realista rediseñan una versión que se aprovecha de los sistemas de reciclaje existentes (en el Reino Unido, of course)  para recoger estos aparatos al final de su vida útil y desensamblarlos de manera fácil y rápida debido a un sistema de fijación al vacío –patentado-  de sus piezas.


La versión pragmática es una tostadora modular para que cuando uno de los módulos no funcione, puedas retornarlo y el servicio técnico pueda repararlo, dándole hasta 9 vidas a esos materiales.

 La optimista es una tostadora que nunca pasa de moda. Es el objeto que heredarán tus hijos, te marca el número de tostadas hechas desde el primer momento y, a nivel estético, es una delicia.
Sin duda, cada idea por sí sola ya mejora lo que había, pero unidas hacen la tostadora perfecta, sobretodo, porque pasan de ver un objeto cotidiano a tener en cuenta todo un sistema.

o: Tune'n Radio o Superar la adicción a los objetos o La curva natural

Jam

Disculpen la demora, pero ando preparando mi presentación para el PechaKucha vol. 13, acabo de convertirme en ecólogo industrial (un máster es casi peor que un parto), vuelve la asignatura de Biónica en ESDi y con Nutcreatives estamos que no paramos. En breve, más energía para Resseny.

El orfanato verde

 
 
 
 
 
Solemos actuar al atardecer. Más que nada, porque es cuando volvemos del trabajo. Pero también porque es el mejor momento para hacerlo. Cerca de casa hay un centro de jardinería. Cada día, a la hora de cerrar, sacan a la calle dos cubos que, más tarde, pasarán a recoger los servicios de limpieza. Uno está lleno de plástico y cartón; el otro, de residuos orgánicos. Dentro de este último hay tierra, hojas marchitas, restos de poda y plantas enteras que no pudieron vender. Son plantas que han sido desechadas por ser un poco más pequeñas, estar un poco más mustias o no tener flores cuando debieran. Son plantas que simplemente requieren de unos pocos más cuidados que el resto: un poco más de agua, un poco más de sol y un poco más de tiempo para verlas crecer. Nada más. De la misma manera que hay personas que recogen alimentos a punto de caducar en la puerta del supermercado, nosotros pasamos periódicamente por delante del centro de jardinería para recuperar plantas que, de otro modo, acabarían tratadas como un residuo. Es algo que viene de lejos. Del lugar de donde vengo, zona residencial y turística a partes iguales, siempre hemos visto plantas abandonadas al lado del contenedor, justo en la puerta de hoteles, restaurantes o casas privadas. Y siempre hemos parado el coche y las hemos metido en el maletero. Como quien recoge animales abandonados, pero en formato vegetal. Nuestro jardín ha ido creciendo con estas plantas que un día fueron repudiadas, y nos han devuelto generosamente ese esfuerzo con flores, frescura y belleza. En el jardín veréis geranios, rosales, lavandas o albahacas. Arbustos como bambús, laureles o buganvilias. E incluso, un olivo y una palmera. Todo recogido de la calle, todo salvado del container. Es por eso que nuestro jardín ha pasado a convertirse en un orfanato vegetal.