Abejas urbanitas

Las abejas están desapareciendo rápida y misteriosamente de las zonas rurales, con graves consecuencias para la agricultura. Se habla del síndrome del colapso de la colonia, pero se desconocen sus causas. En cualquier caso, la disminución de abejas nos hace un flaco favor a los humanos. Dependemos de ellas. Para la agricultura y para la economía. Algunos estudios aseguran que debido a la pérdida de estos polinizadores naturales, los costes de más de 130 cultivos están subiendo de precio.

Tenemos que mimar a las abejas. Y las ciudades pueden ser un buen lugar. “Si en 100 años los techos de nuestras viviendas son verdes, como ya está pasando, necesitaremos abeja para el futuro de nuestras ciudades”- asegura Noah Wilson Rich. El investigador americano, fundador de la Best Bees Company, también afirma que las abejas producen más miel en las ciudades. Posiblemente, por la mayor temperatura, porque hay menos pesticidas que en los campos o porque haya más variedad de polen en el ambiente.


Noah Wilson Rich en TED

Hay que apoyar a la apicultura urbana. En París, Londres o Boston es natural la apicultura en los tejados. De hecho, en el siglo XIX la miel de Barcelona, que se producía en el corazón de la ciudad, era conocida y apreciada más allá de sus murallas. ¿Por qué no volver a practicarla?

Sirva como ejemplo Lavi Bar, una estudiante de la universidad israelí de Bezalel, reflexionó sobre todo ello para dar forma a su proyecto final de carrera (To-bee). Y ha diseñado esta estupenda colmena urbana en madera y barro. Tenemos que ir cambiando nuestra mentalidad para con las abejas. “Cuando una abeja te pica, ella muere, así que no te asustes, porque ella no quiere picarte”. De hecho, lo que hacen es ayudarnos.


Producción del To-bee de Lavi Bar



Tuning urbano

Digamos que Thor ter Kulve se aburre en su ciudad. Digamos también que le pasa como a la mayor parte de los ciudadanos. La rígida planificación urbana y la severa regulación del espacio público hacen de nuestras ciudades lugares anodinos, deshumanizados. En otras palabras, sosangas. Thor, holandés de 22 años propuso como proyecto final de estudios una colección de productos que remodelaran ese espacio público a través del tuning de elementos reconocibles en cualquier ciudad.

Basta con sostener un columpio a una farola para que se convierta en un lugar desde el cual observar el río adyacente. O modificar una boca de riego para conseguir un juego de agua para niños. Gracias a estos diseños,  lugares aburridos y abandonados se convierten en lugares de reunión y, lo más importante, nos hacen pensar en nuevas definiciones para los conceptos de “espacio público”, “propiedad colectiva” o “beneficio común”.

Recuperar materiales para recuperar personas

Cuando decimos que de mayores nos gustaría llegar a ser la mitad de buenos que Curro Claret nos referimos a esto. Pequeños detalles, grandes resultados.

Curro es un observador nato. Mira lo que pasa a su alrededor, reflexiona y actúa. Por eso lleva colaborando en proyectos con entidades sociales unos cuantos años. De la estrecha relación que tiene con la fundació Arrels (una entidad que trabaja con personas con riesgo de exclusión laboral) salió la pieza T300 de diseño abierto, una pieza metálica triangular agujereada que sirve de eje para montar desde taburetes a estanterías. Y es esta pieza a partir de la cual pivota todo el escenario de la nueva tienda de Camper en el Triangle de Barcelona.

Los creadores son José, Aurelio, Nicolai y Valerio, el dibujante Miguel Fuster -que ha vivido en la calle durante 15 años- y el propio Curro Claret, que han diseñado todos los aspectos de la tienda. “La reutilización de materiales es solo un medio, no el fin. Es el recurso que hemos empleado para hacer esta tienda. Pero el fin es que vivamos con otros valores. Detrás de esta tienda hay una historia singular: un grupo de personas que han podido experimentar y vivir un proceso único de diseño”, cuenta Claret.
 
 
 

Taburetes y expositores hechos con maderas reutilizadas, cortinas con cordones descatalogados de la fábrica Camper, antiguos carteles de la empresa para forrar paredes, restos de pieles para forrar asientos o cartones donde está dibujado todo el proceso dan una imagen coherente con el estilo Camper y, a la vez, enseña a sus autores y cualquiera que visite la tienda a que el diseño puede servir tanto para recuperar materiales como personas.