Mi jardín barcelonés

Ya llevamos dos meses en nuestro nuevo piso y, poco a poco, ya se van viendo las mejoras que hemos ido realizando durante el verano, sobretodo, en el jardín. La tarea que más nos ha costado ha sido, no la de picar el pavimento, sino la de sacar los escombros resultantes. Ha sido un agotador ejercicio de paciencia, de ir llevándoselos poco a poco, de hacer viajes al punto de gestión de residuos, que me ha costado la tendinitis en una mano. Pulimos y pintamos las paredes, nivelamos el terreno y quitamos las malas hierbas. Para aprovechar al máximo los recursos, tamizamos los escombros, separando la tierra que se encontraba debajo del cemento. De esta manera, también nos ahorramos sacar un mayor volumen de residuos y el equivalente número de viajes para reponer tierras. Aquí os enseño unas cuantas imágenes de cómo era y cómo está quedando:
Dejamos tan sólo un cuadro del viejo pavimento, que nos sirve para situar una mesa, unas sillas y un banco que nos encontramos, que hemos pintado de rojo, a juego con la casita para pájaros que hicimos con una caja de vino.
  
En el pasillo que va de la escalera al jardín, hemos puesto grava procedente del Garraf.
 
Durante las obras, muchas veces desfallecían los ánimos al ver que, debajo del cemento, había más cemento. Aunque nos llevamos una grata sorpresa al encontrar, cual arqueólogos aficionados, un antiguo canal que llevaba el agua de un desaparecido lavadero al sistema de alcantarillado general. Lo hemos mantenido, impermeabilizado y, posiblemente, alojemos algún pez o alguna rana devoradora de mosquitos.
 
Hemos dejado espacio para plantar un pequeño huerto siguiendo el método de cultivo de Gaspar Caballero, de paradas en crestall. De momento, tenemos lechugas, tomates, brócolis, judías y calabazas.
  
Para separar nuestro jardín del vecino, hemos instalado una malla de poliamida de alta tenacidad, por donde preveemos que crecerán plantas trepadoras, utilizando los restos de malla que sobraron del proyecto Nutcreatives de creación de una pérgola biofílica. Hasta verano no veremos resultados finales, pero creemos que la idea es muy buena porque utiliza muy poco material (y muy poco dinero) y permite que sea la naturaleza quien cree la función de vallado. Seguiremos informando.

4 comenta :

Anónimo dijo...

IMPRESIONANTE.

Toda una lección de creatividad, ilusión y sabiduría.

"Creatividad es supervivencia"..EJEM....!

Hector dijo...

Uau, felicitats!

Tinc ganes de veure'l en persona, té una pinta impressionant.

Sort amb el que queda de feina!

Manena Juan dijo...

Felicidades
Es un jardin precioso

Jon Marín dijo...

Gracias Manena.
Un abrazo grande.