
Esto no se toca, quita. Con esto no se juega, dale. No pises el césped, no corras. Aquí no se juega a pelota, niño. Sí, en efecto: el uso del espacio público, aunque suene a perogrullada, es público. Y pese a que, en cualquier caso, para llegar a una convivencia harmoniosa entre ciudadanos son necesarias unas reglas que hay que acatar, en muchas ocasiones da la sensación de que estas decisiones no son del todo apropiadas y reprimen al ciudadano...