
A alguien se le ocurrió un día que el gusto ácido de los cítricos
podría ser un buen sabor para aplicar en un helado. Y así lo hizo. La
idea gustó tanto que otro alguien intentó replicar ese sabor en un
laboratorio para optimizar procesos de producción y costes. Y así lo
hizo. Y la idea tuvo tanto éxito que se hizo lo mismo con la fresa, el
melón, el pino o la lavanda: intentar copiar un sabor o un olor natural
con químicos artificiales.
Hemos...