Tejas camaleónicas para ahorrar energía

¿Qué pasa si, bajo un sol demoledor, nos ponemos una camiseta de color negro? Pues que seguro que tendremos más calor que si llevamos ropa blanca. Esto es debido a que los colores oscuros absorben más calor que los colores claros, que reflejan los rayos del sol. Esta es la premisa de la que parten unos recientes graduados del MIT (Massachusetts Institute of Technology), que han desarrollado unas tejas que cambian de color en función de la temperatura. El Thermeleon, a modo de camaleón térmico, es capaz de cambiar de color en función de la radiación solar, de manera que los tejados serán blancos en verano y negros en invierno. En su estado blanco, las tejas reflejan el 80% de la luz solar que llega; por el contrario, cuando están negras, absorben el 70%. Estas tejas utilizan un polímero común en una solución acuosa. Esta solución se encuentra encapsulada entre dos capas de plástico flexible, con una capa oscura en la parte posterior. Cuando la temperatura sube por encima de un cierto nivel, el polímero se disuelve, haciendo que el fondo negro se vea a través de ésta. Cuando la temperatura aumenta, el polímero se condensa produciendo una superficie blanca. De momento, se está trabajando en la utilización de materiales de menor coste, con una vida útil más larga, y en la consecución de una nueva versión del polímero en microcápsulas, para poder producir una pintura que pueda rociarse sobre cualquier superficie. Pero la idea promete, por innovadora y porque puede permitir reducir la factura de calefacción y refrigeración en un 20%.

+: Thermeleon
o: Transition towns o Gocycle o Serruchos bien diseñados

Lo que protege el corcho

Artículo de Jon Marín para Veoverde

El corcho es un material natural que se extrae del alcornoque (Quercus suber), un árbol típico de la región mediterránea y parte del atlántico. El 85% del corcho que se produce mundialmente (la mayor parte en la península Ibérica) se utiliza en la industria vitivinícola para la elaboración de tapones, aunque también se destina una parte a la industria del calzado, la construcción, la química o la farmacéutica. El corcho tiene dos grandes propiedades que lo hacen el material idóneo para fabricar tapones, y que otros materiales no tienen: su memoria elástica y su porosidad, que permite el intercambio de gases del vino a lo largo de los años.
Últimamente, la creciente demanda de vino a nivel mundial y ciertas campañas –para muchos infundadas- de desprestigio del corcho, ha provocado el uso masivo de tapones de rosca y de plástico, generando una grave alarma en este sector.
Pero el uso del corcho no sólo preserva el vino. Hay más. Promoviendo el corcho se ayuda a proteger los alcornocales, ecosistemas esenciales en el sur de Europa por su labor en la conservación de biodiversidad (en estos hábitats existen algunas especies endémicas en peligro de extinción), la reducción de la erosión de los suelos y la desertificación, que ponen freno a las consecuencias del cambio climático. Asimismo, las singulares propiedades del corcho protegen al árbol y a su entorno de las condiciones extremas del clima mediterráneo como la sequía, las altas temperaturas estivales y los incendios. Por otro lado, la desaparición de alcornocales conllevaría la desaparición de patrimonio cultural endógeno ligado al territorio, así como el aumento de la despoblación rural y de los usos indebidos de tales extensiones silvícolas.

Se puede considerar que los alcornocales europeos se encuentran actualmente en una situación muy delicada, casi al límite, tal y como indican estudios de la Universidad de Valencia y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Según estos estudios, se necesita poner en marcha medidas para evitar el envejecimiento y los problemas de regeneración de los bosques de alcornoques. Sin duda, la conservación de los alcornocales pasa por una mejor gestión de estos bosques: aprovechar los recursos sin poner en peligro la supervivencia del ecosistema, regenerándolo y paliando enfermedades como “la seca”, producida por hongos y favorecida por el cambio climático.

El corcho es el principal recurso económico de estos bosques, pero no el único. También están las bellotas –alimento de los cerdos ibéricos que dan lugar a los laureados jamones-, las setas, los frutos silvestres, la caza menor o la miel. En cuanto al corcho, se debe concienciar a la industria vitivinícola para que siga utilizando tapones hechos de este material. Se debe fomentar, asimismo, la investigación que permita, entre otras cosas, la mejora de la calidad del corcho, a través de organizaciones como el Institut Català del Suro (Instituto Catalán del Corcho). Es necesario el apremio de la expansión de sellos como el del Consejo de Administración Forestal (FSC) o el del Sistema de Certificación del Código Internacional de Buenas Prácticas Taponeras (Systecode), que certifican la producción del corcho en bosques con una gestión social y ecológica responsable y la óptima calidad del producto, respectivamente. Y también, por qué no, deberían comenzarse a pensar nuevas aplicaciones que realizar con tan valioso material, por si la rosca o el plástico, acaban por comerse la mayor porción del pastel.

A continuación, os dejo un vídeo de El Escarabajo Verde (programa de Televisión Española) donde veréis cómo se realiza la pela del alcornoque en el Parque Natural de los Alcornocales de Cádiz y podréis conocer de primera mano las opiniones de personas involucradas directamente en el sector.



o: Lo que esconde el corcho o Joyas con corcho o DWR's Champagne Chair Contest

Sanos estereotipos

 
 
 
 
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), una dieta poco saludable es una de las principales causas de enfermedades que no se transmiten sexualmente. ¿Puede el diseño animar a la gente a reconsiderar su relación con los alimentos sanos para tener una dieta equilibrada? Usando los envases estereotipados (de ahí el nombre del proyecto, Stereotype) de los productos poco saludables, el diseñador Daizi Zheng pretende acercar hábitos de alimentación más sanos entre la gente, animando a cambiar el paquete de tabaco por el paquete de zanahorias, la ración de patatas fritas por la de apio o los ansiolíticos por unos arándanos.


+: Daizi Zheng
o: Si no se pudre, no te lo comas o Comida creativa o Seeds in the bottle

Antes fui carrito


Mercado Negro es el nombre del proyecto con el que Ramón Coronado trata de recuperar objetos ordinarios, de uso cotidiano, transformándolos en algo nuevo, aportándoles valor. Este es el caso del carrito de la compra, que se reencarna en una mesa, una silla, una lámpara y un columpio.

+: Ramón Coronado
o: Mobiliario sin barreras o Nicolai Czumaj-Bront o Djurdjica Kesic

The organic factory

 
Organic Factory es el resultado de la investigación del diseñador Gilles Belley con materiales de desecho procedentes de la actividad agrícola, todos ellos biodegradables. Se trata de una serie de elementos ambiguos, a medio caballo entre lo natural y lo artificial, de entre los cuales destaca la pieza Inflorescence, que combina la geometría de las inflorescencias del nazareno con los aromas del clavo, con propiedades antisépticas. Cada una de las flores se desprende de la inflorescencia y están pensadas para meterlas en el agua del baño, donde se diluyen, liberando los aceites aromáticos que contienen.


+: The Organic Factory
o: Nacho Carbonell o Sweet disposable o Patatotal

Recycle paper, save trees

Hoy, una delicatessen de la comunicación sostenible. ¿Se puede decir más con menos?

Anuncio para Greenpeace de Kaps Advertising (Nueva Delhi, India)


o: Ecodiseño gráfico o Postales con mensaje o Cigarrueña, McCangrejo y las Tortugas Pinchan

Pequeños pero grandiosos

"Tenemos el privilegio de todavía conservar ese gran encanto que es el pequeño comercio, Lugares que concentran una cantidad de sabiduría popular que abruma. Y da igual la edad o el tipo de negocio, pueden ser mayores que jóvenes, lo que les hace únicos es el trato, su peculiaridad, su humildad y lo que es mejor, su variedad".

Ése es el manifiesto de la campaña de la agencia de publicidad JWT Delvico, que busca apoyar a los pequeños empresarios de la calle La Palma del barrio de Malasaña, en Madrid. Por supuesto, aquí se benefician todos: tanto los tenderos de toda la vida como la propia agencia. La publicidad vende, dicen. Y en estos tiempos que corren, crear valor a mini-escala, colaborar con tus vecinos y fomentar lo local a través del diseño y la publicidad, como dice el anuncio, no tiene precio.
 

 
+: Calle la Palma
o: Postales con mensaje o Big Ideas o Rediseñando la nueva década desde lo local

Rascacielos en espiral para el futuro de Londres


El equipo  de diseño Quimera, liderado por el profesor Theo Spyropoulos, ha ideado una serie de rascacielos en espiral inspirados en el complejo modelo que siguen los manglares, por ser un buen ejemplo de asociacionismo de individuos así como por las capacidades estructurales del mangle. Dubbed Mangal City es, según los autores, “un ecosistema urbano con la capacidad de adaptarse, mutar y transformarse de acuerdo con el carácter urbano y social específica del territorio”.

Los rascacielos se configuran en torno a un eje desde el cual salen una serie de mesetas elevadas, en las que se “incrustan” compartimentos agregados habitables. La idea de creación de células habitables independientes e interconectadas a través de un eje vertical no es nueva, pero este proyecto deslumbra por su bella factura; al menos, en formato render. ¿Pasarán estos tipos de viviendas a ser algún día realidad?


 

Vía Inhabitat

2010: rediseñando una nueva década desde lo local

Los buenos propósitos para esta nueva década que empieza de nuestro amigo y colaborador Sergi Costa Duran son claros: vivir mejor, de manera más sostenible y siempre desde lo que tenemos más cerca. Aquí está su carta a los Reyes Magos:

2009, el año en el que vivimos peligrosamente, nos ha dejado. Un año de tímida respuesta política para enderezar el clima, particularmente cargado de corruptelas y desarraigo político y que, paradójicamente, cierra una década de creciente concienciación ambiental entre la opinión pública. Con unas ganas inmensas de que la década que acabamos de estrenar acabe con mayor brillo ambiental (no hay duda de ello), os dejo con doce gestos locales desde mi parcelita para el bien de lo global:

1. Más literatura ambiental. Acabar de leer Biomimicry, de Janine M. Benyus, un libro fundacional para este blog del amigo Jon, que aunque cueste más de lo previsto, seguro que aún tiene cosas bellas que contar.
2. Menos CO2. Si puedo, viajaré en avión una sola vez al año. Ahí va una calculadora por si debo compensar: http://www.terra.org/calc/
3. Menos Made in China. A casa llegó con la cesta de navidad esta lata de espárragos. Envasados en Navarra, pero criados en China (!?). Tal como va el mundo (globalización, poca implicación en el COP 15, represión civil, huella ecológica…) intentaré en lo que pueda consumir menos productos producidos por el gigante asiático.
4. Más salud. Continuar con el tradicional zumo de pomelo cada mañana, ese genial antiresfriado sin química farmacéutica.
5. Más renovables. Sopla el viento en mi terraza, cargo el móvil o el iPod. Así de fácil.
6. Menos sintéticos. Adquirir textil de algodón orgánico cuando sea posible. Menos derivados del petróleo, química y sweatshops para el planeta.
 7. Menos es más. ¿Quién necesita una máquina de afeitar con pilas de Braun? La cargo con pilas recargables, pero con un poco de destreza ¿no sería mejor usar una simple navaja mono o bimaterial?
8. Adiós bolsa caca. Curiosamente Carrefour (¡?) tuvo que mostrar a la mayoría el camino del no retorno. Esperaremos aún 2-3 años para su adiós definitivo. No para dejarlas de usar (ya hace tiempo que algunos van con el cesto o las de tela) sino para ver las excusas de algunos cuando las hagan pagar.
9. Más huerto urbano. Vivir en el campo seduce mucho. Pero durante la espera me conformaré con estas minilechugas. Seguro que con riego por goteo y cubriéndolas un poco en las noches frías acaban siendo lechugas como dios manda.
10. Menos carne. Otro producto de la cesta de navidad que algunos aconsejan consumir con moderación. Parece que el planeta nos lo agradecerá.
11. Menos química en boca. Son años de fidelidad a una marca, Colgate, por pura inercia. Empiezo el año con nuevo dentífrico con base de eucalipto y con certificado Ecocert.  ¿Un poco más caro? Indudablemente pero, ¿no sabías que tu compra es un voto para un oferta más plural?
12. El hombre y sus circunstancias. Siempre he pensado que ser 100% integro con el medio ambiente es tarea prácticamente imposible. Incluso sintiendo de cerca  el tema desde pequeñito, acabas pecando. No te desanimes, el margen de mejora en este campo es indefinido.

Os deseo un año bien fructífero.

Lecturas recomendadas del año que nos dejó:
- Ethical Living (Duncan Clark, Rough Guide)
- Sostenible: un manual de materiales y aplicaciones prácticas para los diseñadores y sus clientes (Aaris Sherin, Gustavo Gili)
- Print and production finishes for sustainable design (Edward Denison, Rotovision)
- 34 kg de CO2 (AuS, DMAH)
- Autonomía energética (Hermann Scheer, Icària Editorial)


Imagen principal: Nick Dewar para ReadyMade

+: Wirbooks
o: Test para el Hymini o Meriendas a tutiplén o Lo más destacado del Drap-Art '09