César Manrique y el Timanfaya

Este verano estuve en Lanzarote, un lugar inspirador por su paisaje, su naturaleza, y por la obra de César Manrique. Escultor, pintor, ecologista, arquitecto o paisajista, sus trabajos son una lección de integración y sostenibilidad en (con) el entorno. Maravillado es poco para describir mi estado al visitar el Mirador del Río, los Jameos del Agua, su antigua residencia (actual sede de la Fundación César Manrique) o el Restaurante El Diablo, en el parque nacional del Timanfaya. Lo que destaca del lugar es, precisamente, que no destaca: desde la distancia es imposible detectar su ubicación; una vez dentro, te da la sensación de continuar fuera. Además, en el Restaurante el Diablo, la gran parte de los platos de la carta se hacen en un horno natural, aprovechando el calor que desprende el volcán, que no entra en erupción desde el año 1824. Todo un ejemplo de optimización de los recursos locales. ¡Marchando una de churrasco a la brasa! +: Fundación César Manrique o: La Barbacoa de Julián o Inicio del III Campus Guía o Refunc