Imaginemos un edificio como un árbol, una ciudad como un bosque.
M. Braungart y W. McDonough
Después de tiempos bonanza malentendida, toca un poco de reflexión. Las ciudades han crecido y lo siguen haciendo, pero a menudo sin la planificación necesaria ni teniendo en cuenta los mínimos criterios medioambientales. En occidente, la mayoría de urbes crecieron entorno a las comodidades del automóvil y del petróleo barato. La idea de que la ciudad se autoregulara como un bosque quedó, en muchos casos, en mera utopía.
Todo esto viene a colación del reciente impulso hacia la ambientalización de los nuevos distritos urbanos: la palabra
ecourbanismo cada vez suena con más fuerza en los departamentos de urbanismo de los ayuntamientos que pueden permitirse empezar a prestar atención a estos temas. Hasta la fecha, muchas urbes internacionales se han adherido a la Agenda 21 (se calcula que unas 5.000 la están aplicando en la actualidad), que no es más que un intento de hacer ciudades más humanas y habitables, mediante un apoyo firme a la movilidad sostenible, la reducción de la contaminación atmosférica y acústica, y la aplicación de diversos criterios de ecología urbana en las calles. Para aquellos a los que la Agenda 21 (un programa de medidas derivado de la Cumbre de Río del 1992) les supo a poco, es bueno que no pierdan la esperanza. Por ejemplo, en nuestro país ya han anidado los primeros ecobarrios: el de Valdespartera en Zaragoza, el ensanche de Vallecas (Madrid) y el futuro barrio de Vallbona en Barcelona, entre otros.
You never change things by fighting the existing reality. To change something, build a new model that makes the existing model obsolete.
Pero en esta entrada queremos centrarnos en una propuesta ecourbanística procedente del Reino Unido. El permacultor
Rob Hopkins llegó al pueblo de Totnes, en el sur de Inglaterra, con una firme convicción: crear la primera
transition town. Hopkins no estaba sólo. Totnes, con sus 8.500 habitantes, ya era conocida desde los años 20 como un lugar permeable a proyectos sociales de vanguardia. El objetivo inicial fue y sigue siendo alejarse lo más posible de la dependencia del petróleo. Una población en transición debe cumplir una serie de premisas: ser autosuficiente a nivel de comida, aprovechar las energías renovables, construir de manera sustentable, diseñar mejor el paisaje que verán sus descendientes, conseguir un tejido social en el que la comunidad prime ante el individuo, y generar una actitud de resiliencia ante el llamado
pico del petróleo (momento en el que la falta de petróleo comportará un encarecimiento progresivo de la mayoría de productos y servicios).
Esta visión integral, que representa de hecho una nueva vía para frenar el cambio climático, deriva de la permacultura nacida en Australia a mediados de los ochenta, y –cómo no- se inspira en el funcionamiento de los sistemas naturales. Este cambio de modelo de decrecimiento necesita su tiempo, por lo que a Totnes aún le queda un largo camino (15-20 años, si todo va bien) para reducir sus necesidades energéticas y ser totalmente independiente de las denominadas energías sucias.
En este sentido, actualmente han arrancado unas 800 iniciativas
en transición, algunas de ellas en nuestro país. Entre otras cosas, Totnes -que empezó ya hace unos cuatro años- ya ha tenido tiempo de crear su moneda local (la libra de Totnes, que sólo podréis usar si algún día pasáis por esa localidad) y su primer catálogo editorial
en transición de la mano de
Green Books, editorial dirigida por John Elford. De hecho, ya cuenta con más de 20 años de experiencia (recomiendo su línea dedicada a la autoconstrucción eficiente y arquitectura sostenible), pero ha aprovechado la inercia positiva del movimiento de Hopkins para sumarse a la comunidad. Para sus publicaciones emplea los criterios mínimos exigibles: papel reciclado, tintas vegetales y trabaja con imprentas a no más de 240 km de Totnes.
Este es el espléndido reportaje que ha hecho
Sergi Costa Duran para
Resseny este mes. ¡Gracias, Sergi!
+:
Transition Towns
o:
Bicicletas danesas o
Livable Streets o
Ciudades como sistemas vivos