Hace 65 años, el bombardero americano Enola Gay dejó caer la primera bomba atómica sobre Hiroshima. Cerca de 80.000 personas perdieron la vida al instante, aunque fueron muchas más las víctimas por las radiaciones en los años posteriores. No sólo se perdieron vidas humanas, sino que todo tipo de flora y fauna también sucumbió al ataque.
Los árboles que sobrevivieron al bombardeo nuclear reciben el nombre de árboles Hibaku. El artista japonés Hiroshi Sunairi recolectó algunas semillas de estos árboles y las ha ido propagando por todo el mundo, regalándoselas a quien quisiera plantarlas. Con Tree Project, Sunairi no sólo quiere recordar lo que pasó en Hiroshima para que no vuelva a pasar, sino también quiere compartir el placer de cuidar una planta. Y, en efecto, el artista ha encontrado una manera de unir a la gente a través de estos árboles con una historia tan poderosa detrás. Se pueden ver testimonios de esta transmisión de vínculos personas-plantas-personas en su blog, en su Flickr y a través de las exposiciones que va realizando.
Un ejemplo, Lisa y Yuri, de Nueva York, a las que hace poco les empezaron a germinar las semillas de gingko. Han llamado a la planta Lil’Guy y están impresionadas de lo satisfactorio que es ver crecer algo que tú has plantado. ¿Dejaremos de una vez los jardines y mascotas digitales y volveremos a lo analógico?
o: De la tierra a la mesa o Joyas vegetales o Mis bambas
Árboles, no bombas
Publicado el
19.8.10
por
Jon Marín
-
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iniciativa social
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